Y continuando con la travesía de sesiones marítimo veraniegas, le tocó el turno al maestro Enrique Tejado llevarse el cascarón y echarse unos largos en la piscina musical que felizmente nos hemos inventao. Por diversos problemas de retraso a la vuelta de sus vacaciones (con avería vehicular y parón consecuente) no pudo entrar a la pecera hasta que recibió su ordenador con todos los temas de este disco. Ya en casa, le vemos extasiado en lucha pacífica con las cuatro cuerdas de su generoso y mágico contrabajo. Es un gustazo contar con otro amigo que se ha tirao sin flotador a este sueño único para navegantes musicales. Muy pronto rematará el viaje nuestro inefable y admirado Jesús Escribano que, al bajo eléctrico, bogará para alcanzar la costa del sonido más entrañable y seductor. ¿Olvidará a Fibonacci por unos compases? Gracias de corazón a ambos. Lo seguiremos disfrutando.
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