Unas horas en la playa, los pies descalzos sobre la arena tan placenteramente. El crepúsculo nos abrazó y callamos, incrédulos. Unos días después el verano cerraba la puerta tras de nosotros; adiós zapatillas y mangas cortas. Aquí llega el otoño con sus bofetadas de aire frío y los huesos calados. Menos mal que siempre llega una canción nueva para escuchar tras la ventana empañada.
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